La utopía tecnológica
Daniel Santoro
Los más destacados logros tecnológicos de aquella Argentina de los planes quinquenales, tales como el automóvil, la locomotora o "el avión justicialista del aire", entre otros, tienen la palabra justicialista en su denominación genérica. Esta identidad entre ideología y tecnología resulta inquietante y es totalmente original de este movimiento político.
Con la creación del IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado), una gigantesca factoría de industria pesada ubicada en la provincia de Córdoba que llegó a tener más de 120.000 empleados, el Estado tomó las riendas del desarrollo industrial con una visión estratégica que necesariamente ignoraba el fenómeno comercial de la oferta y la demanda, inscribiéndose, en cambio, en el plano de la lucha ideológica global. Se intentaba crear las herramientas tecnológicas adecuadas a los postulados de la tercera posición para irrumpir en aquel mundo bipolar con tecnología propia. Por un lado, los aviones de avanzada y el desarrollo nuclear con la promesa de la bomba atómica eran la base de un plan de defensa estratégico con el que podríamos enfrentar una inminente Tercera Guerra Mundial. Por otro lado, se trataba de inventar un mundo, un ideal mundo justicialista, en el que el tractor Pampa trabajaría la tierra, el automóvil Justicialista circularía en nuestras calles, la camioneta Rastrojero llevaría el producto de nuestro trabajo y la locomotora Justicialista nos trasladaría a los más diversos rincones de nuestra geografía. Heladeras, radios y lavarropas "argentinos, nobles y buenos", como rezaba el aviso de la época, completaban el bienestar armonioso y medido en esas ciudades de



chalecitos californianos, jalonados de hospitales, escuelas, correos, aeródromos, puertos y fábricas hasta donde se perdía la vista. Se
cumplía así paradójicamente el sueño civilizador de Sarmiento con los protagonistas menos deseados.
Era un mundo que lejos de reclamar sacrificios revolucionarios, inmolando generaciones de jóvenes, o de exponer al pueblo a las radiaciones de la codicia capitalista, ofrecería a todos justicia social, bienestar y felicidad inmediata.