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La lejana patria de la felicidad Norberto Griffa |
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Ante mí, el libro Perón mediante. Gráfica peronista del período clásico. Miro las imágenes. Las miro y releo, pero después de haber visto la obra pictórica de Daniel Santoro comprendo que mi mirada está mediada por esa obra, que ha abierto un espacio de conciencia diferente, como aquel que supongo deja la explosión de una estrella años despues. El mismo Santoro dice en un artículo de ese libro: "Si nos preguntásemos si es cierto que el simple perfil de Eva Perón dice más de la historia argentina que todo nuestro panteón de próceres, las respuestas irían desde la negación absoluta hasta el apoyo incondicional. Pero lo que está más allá de toda disputa es que ese perfil constituye el vértice de la construcción de un imaginario político que, como en el 'rodete urbano' de Ciudad Evita, se dibujan algunos de los límites de nuestra identidad"1. ![]() El artista realizó en el mes de diciembre de 2004, una muestra cuyo sugerente título reza así: Leyenda del bosque justicialista; sus imágenes nos sumergen en la protohistoria del peronismo; en su dimensión mítica, contada a veces como si fuese una tablilla medieval o un fresco o un retablo de Simone Martini o de Masaccio. Lo cierto es que si uno se adentra en este bosque, puede encontrarse con toda una fauna de monstruos o de hadas o, aun, de castillos o casas de leñadores perdidas en un claro. No es tan fácil meterse en este bosque, ya nos lo decía Dante en el comienzo de la Divina comedia: "A la mitad del camino de nuestra vida/ me encontré en una selva obscura,/porque había perdido la buena senda./ ¡Y qué penoso es decir cómo era aquella selva tupida,/ áspera y salvaje, cuyo recuerdo renueva el pavor!/ Pavor tan amargo, que dista poco de la muerte;/ mas, para tratar del bien que encontré en ella,/ contaré otras cosas de las que en ella vi"2. Para contar el bien del bosque también hay que contar otras cosas... ![]() El tradicional cuento de la Bella Durmiente y el Príncipe, o de Sigfrido que despierta a la dormida Brunilda refieren a la búsqueda en la "oscura noche del alma" de la propia conciencia, que cuando despierta, ilumina. Pasada la travesía, y las pruebas a las que se somete, el héroe encuentra su alma en la imagen de la mujer amada. Eva es el 'ánima' en el sentido de Jung; con ella se constituye la pareja universal, en donde Eva jugará el rol de mujer y madre para el pueblo. Una especie de brújula intuitiva del pueblo en la búsqueda de su propio destino ("Evita como Ariadna"). Las dos partes de esta obra se unen. Perón y Eva constituyen una unidad mítica. El mismo Sebreli plantea la constitución de esta unidad, aun desde el otro lado del mito: "Perón...tenía un pasado convencionalmente burgués, militar, profesor y funcionario público. Por eso fue necesario para completar el mito, la figura de Eva Duarte, con su obscuro pasado, con su triste infancia de pueblo marcada como hija natural, con su aventurera juventud de actriz de ínfima categoría en teatros de suburbio o radio. Era Evita ascendiendo desde la nada hasta la cumbre del poder, más que Perón, la que se adecuaba a la leyenda del Héroe nietzcheano fascista, del luchador solitario que se aparta de la rutina pequeño burguesa y de los hábitos filisteos para vivir una vida libre y peligrosa"3. ![]() En la iconografía de Santoro, la Madre-Eva cuida, protege (El hada buena argentina, se aparece ante tres niños escolarizados) alimenta y cura (Fuente de aguas curativas) pero también castiga.(La mamá de Juanito es atacada en los alrededores de la ciudad justicialista). Entre el cuidado y el castigo, crece el árbol de la vida, ya florecido, en un permanente juego de luz y de sombra. Eva es la fuerza de la Tierra. Hay una pintura que juega de una manera enigmática y contrastante con este universo: La isla de los muertos. Sobre la estructura del conocido cuadro de Arnold Böcklin, Santoro presenta el edificio de la CGT, mientras que del agua, en la que circula la barca de Caronte llevando el alma de los muertos, emerge, aunque casi hundida, la cabeza de Eva. La CGT está en la isla de los muertos... Eva hundida en el Leteo, el río del olvido que los muertos atraviesan. Como si la fuerza espontánea de la vida del pueblo (Eva) fuera olvidada para tener acceso a la estructura del poder político. Vayamos al título del texto redactado por el artista para el catálogo de la muestra en el 2004: "La mamá de Juanito Laguna y una leyenda del bosque justicialista". Juanito Laguna aparece en la obra de Berni a partir del '60; más allá de ser el ícono universal del niño desposeído, si tuviésemos que contextualizarlo dentro de su obra, se lo puede interpretar como un fenómeno del proletariado o el exponente trágico de la marginalidad en la que sumerge a los pueblos el "capitalismo imperialista".Tal era la interpretación de las izquierdas de la época. No olvidemos que las izquierdas fueron muy críticas del peronismo, así como gran parte de la universidad; y no solamente las clases tradicionales o la clase media "acomodada" o los católicos horrorizados por el incendio de las iglesias. ![]() Santoro hace una relectura del personaje; "peroniza" a Juanito a través de su madre: "Sospecho que Ramona Montiel fue peronista... en algún rincón de su habitación guardaría un altarcito dedicado a Evita, ¿o acaso era una rara prostituta 'marxista-leninista'? " A partir de este giro, se muestra la historia de la mamá de Juanito en las diferentes instancias del bosque justicialista desde su rescate por el espíritu del lugar, atacada por las fieras, en camino hacia la Ciudad Infantil acompañada de Eva, en su último paseo con Eva durante los bombardeos en la Plaza de Mayo; Eva como "espíritu" protector, la niña con su delantal, embarazada y con una cinta de luto que indica la muerte física de Eva, el nacimiento de Juanito y la muerte de Ramona, en una magnífica obra en la que se la ve llevada por el río con su delantal blanco flotando, como una nueva Ofelia. En todo este recorrido, está presente la creación de un personaje y la recreación de un mundo. La Ciudad Infantil es el lugar utópico. El lugar de la felicidad, "el peronismo no tiene una visión de sacrificio y eso lo aleja enormemente de la izquierda: es la utopía de la felicidad que está al alcance de la mano. La utopía realizable en lo inmediato"4. El delantal blanco, escolar, opera como un escudo protector "... cumple la función de exoesqueletos y escafandras protectoras", afirma Santoro. El valor simbólico de lo que iguala y da un lugar de pertenencia: la inclusión en el círculo de protección. La iconografía desarrollada es muy vasta y deambula por diferentes leyendas: los pierníferos del Doctor Horten, una tinta en donde se recuerda el paso de este científico, que salió de la Alemania nazi y recaló en la Argentina peronista para realizar sus experimentos aeronáuticos, o el delirante Doctor Richter en la isla Huemul o la Ciudad Evita, de cuyas casas sale humo por las ventanas. ¿Qué estarán quemando sus habitantes? ¿Será el piso de madera...? ![]() ![]() Santoro iconiza la mitología popular del peronismo originario. El mito se hace arte en la pintura. Se hace arte político. Tomemos al respecto un texto del '70: "La intencionalidad política como comunidad de pobres produce mitos. Es el sustrato profundo del pensamiento popular, cuya lógica es la propia y típica del mito. La primera forma del arte popular es el mito, y en realidad todo arte popular lo debe contener"7. Cullen habla de "intencionalidad política" como productora de mitos en el pensamiento popular pero, al mismo tiempo, completa el círculo cuando sostiene que "El arte popular es, pues, la conciencia política en cuanto producida por una intencionalidad poética"8. Esto se refuerza en esta muestra en donde lo reprimido vuelve como mito y como imagen negada. ![]() El bosque justicialista de Santoro es un mito en sí mismo, la vieja arcadia del centro del Peloponeso, que los poetas transformaron en un lugar idílico de inocencia y de felicidad. No nos equivoquemos, no estamos frente a un interprete de mitos populares sino a un creador de mitos. Las "mitologías de Santoro". Este justicialismo mítico pega muy fuerte para los que atamos los diferentes tiempos de la historia de nuestro país, el tiempo mítico que constituye la protohistoria del peronismo, la mirada postmenemista o el kirchnerismo actual, pasando por los agitados '70. Estamos viendo un pasado mitologizado, desde un justicialismo que se ha constituido en el universo político argentino y cuya oposición más fuerte es sólo interna. Por otra parte, se siente la profunda distancia entre esos Niños peronistas combatiendo el capital con La razón de mi vida en la mano y la globalización actual del capitalismo. Entre el tiempo mítico y el tiempo histórico hay una herida. ![]() El Bosque justicialista es un lugar, una tierra, una casa donde un pueblo encuentra "lo propio de su destino". Espacio mítico, que, en Santoro, alberga un dejo de nostalgia por un "paraíso perdido", aunque en su otro punto nodal es la "tierra prometida". Notas 1 Santoro, Daniel."La construcción imaginaria de un mundo" en Perón mediante, Buenos Aires, la marca editora, 2006, pág. 21. 2 Dante Alighieri. La Divina Comedia. Canto I, BAC. Madrid, 1956, p.29. 3 Sebreli, Juan José. Los desos imaginarios del peronismo, Buenos Aires, Legasa, 1983, p.59. 4 Entrevista realizada a Daniel Santoro por Astrid Pikielny en la revista Debate, Nº 96, Buenos Aires, 2005, p.54. 5 Ídem. 6 Ídem. 7 Cullen, Carlos. Fenomenología de la crisis moral, Buenos Aires, Castañeda, 1978, p.124. 8 Ídem. 9 Entrevista citada p.55. 10 Heidegger, Martín. Interpretaciones sobre la poesía de Hölderlin. Barcelona, Ariel, 1983, p.39. |
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