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Juanito Laguna era peronista Fabián Lebenglik |
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Resulta ineludible pensar la nueva exposición de Daniel Santoro, Leyenda del bosque justicialista en el contexto de la riqueza simbólica que ofrecen los distintos peronismos de hoy -que ocupan casi todo el arco político: un amplio sector, en el Gobierno; otro sector, en subterránea tensión con el Gobierno y otra fracción más, en la oposición-. Pero es especialmente inevitable colocar la muestra con el telón de fondo del grotesco "Operativo retorno" menemista, en clave autoparódica del retorno de Perón en 1972. La combinación de elementos de la realidad política y de la simbólica suma sentidos y enriquece los ecos anacrónicos de la exposición. ![]() El pintor escribe un texto introductorio a su muestra donde afama que el peronismo histórico (1945-1955) fue borrado de la pintura argentina -borramiento producido tal vez como continuación involuntaria de la proscripción iniciada con el golpe de 1955- a la que el propio Berni contribuyó, con sus emblemáticos personajes Juanito Laguna y Ramona Montiel, que fueron tomados del paisaje social del posperonismo, aunque bajo la supuesta advocación de la izquierda. En clave paródica, Menem vuelve a acusar al actual gobierno peronista de ser "marxista-leninista". Los motes y acusaciones, la fuga y huida de la fuente doctrinaria justicialista, así como los traspiés, tergiversaciones y vaciamientos ideológicos, son condimentos indispensables del folklore peronista: indispensables y, según la época histórica, trágicos o risibles. ![]() La patria está en los sueños -según Hölderlin- y lo sueños de Santoro están en sus pinturas. La patria es, por lo tanto, un efecto del lenguaje (onírico o pictórico), una construcción que oscila entre la imaginación y la realidad. ![]() En el fragmento de Hölderlin se lee una doble nostalgia: por la juventud y por la naturaleza, como patrias perdidas. Del mismo modo, la exposición de dibujos y pinturas de Daniel Santoro revive bajo la forma de la leyenda los aspectos felices y también los siniestros del peronismo histórico. A la luz de la persecución sufrida, seguida de una lenta descomposición, transformación y mutilación del corpus de su doctrina y del cuerpo de sus líderes, luego de padecer dictaduras, proscripciones; desviaciones, violencia política, desapariciones, formas clandestinas, apropiaciones y hasta la consagración de la apoteosis menemista -hoy aparentemente residual-, el modelo peronista de inclusión y ascenso social mutó durante los años noventa en una "máquina ávida de dinero y de tradiciones parejamente traicionadas". ![]() La muestra establece una genealogía y una clara filiación. El eje de la exposición, una leyenda que narra pictóricamente, nace unos años antes del Berni de los años '60 -cuando el maestro rosarino creó el personaje de Juanito Laguna-, para mostrar en términos simbólicos de dónde salió Juanito: la Leyenda del bosque justicialista relata en imágenes la vida corta y trágica de la madre de Juanito Laguna -una niña del pueblo, luego madre niña y finalmente niña muerta que flota en el río-, apadrinada por Eva Perón y cobijada por el ideario y las instituciones peronistas. La leyenda pictórica de Santoro, que retoma una larga serie de elementos compositivos de la historia de la pintura; especialmente de las décadas del '30 y '40 -que a su vez inspiraron la gráfica justicialista-, pero también del Renacimiento y el Barroco; no sólo exhibe en imágenes una epopeya política -en clave ficcional- que se abortó y desbarrancó, sino también las acechanzas que estaban ahí nomás, a la vuelta de la esquina o, más precisamente, en la espesura del bosque, coma el lobo. Daniel Santoro nació en Buenos Aires en 1954 y egresó de la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Participó de una treintena de exposiciones colectivas y de quince exposiciones individuales. ![]() En 2001, presentó la exposición Un mundo peronista, surgida de sus artesanales manuales peronistas, dibujados por el propio Santoro durante más de un cuarto de siglo. En 2003, publicó el excelente Manual del niño peronista (editorial Asunto Impreso), en el que va recorriendo, casi reconstruyendo, su punto de vista de la historia peronista en un diario político en imágenes: en ese libro desfilan Perón y Evita, las "verdades peronistas", los iconos justicialistas, la relectura de las publicaciones oficiales y revistas partidarias; también se ve allí el costado siniestro y maquiavélico del peronismo, en lírica combinación con la escritura visual y los ideogramas chinos. El barroquismo de Daniel Santoro no sólo aparece en la multitud de signos, sino a través de la sobrecarga simbólica en la que la estética y el léxico peronistas se vuelven un canon y un ritual, casi un mantra, repetido y cuidadosamente formalizado en el lenguaje de la pintura. En 2004, Santoro realizó la escenografía de la pieza teatral Eva Perón, de Copi. La teatralización de la política, de la que sabiamente hizo uso el peronismo, es un dato visual permanente en la obra de Santoro, del mismo modo que la iconografía religiosa (cristiana, pero también oriental) y mitológica. El tópico continuo e incandescente de esta muestra es el bombardeo de Plaza de Mayo en 1955, como escena fundacional de consecuencias a largo plazo: aviones e incendios se vislumbran a lo lejos como un núcleo visual y político de efecto no sólo trágico en términos históricos, sino agónico a perpetuidad. Publicado en Página/12, martes 27 de diciembre de 2004. |
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